¿Esperan la llegada del profeta? ¿Del apóstol? ¿Del
dirigente? ¿Para salvarse de la tiranía y someterse a una nueva?
Ret
Marut, En el estado más libre del mundo
Es difícil encontrar simpatías con la idea de
la democracia hasta antes del siglo XIX, si bien nace con los antiguos Griegos,
son las luchas por el sufragio universal (por el derecho a que todos puedan
votar) las que le dan a la democracia su legitimidad universal, es decir que se
convierte entonces en el ideal al que los gobiernos y las sociedades aspiran a
llegar y en el cual se nos enseña que es deseable vivir.
Sin embargo, actualmente lo que entendemos por
democracia son muchas cosas dispersas que parecieran no poder decir claramente
que es en verdad la democracia, por un lado se menciona a los partidos, a las
elecciones, a los “representantes”, al congreso, al presidente y a veces se
menciona al pueblo, en general se dice que la democracia somos todos y que es
en beneficio de todos. Pero ¿que pasa cuando algún conocido o nosotros mismos
tratamos de pedirles a nuestros representantes que cumplan con sus promesas? ¿En
verdad cualquiera puede ser un candidato y ser elegido por sus buenas
propuestas o se necesita tener dinero, contactos y pertenecer a un partido para
poder intentarlo?, los candidatos, aquellos personajes que se aparecen cada que
hay elecciones, ¿nos representan en verdad? ¿Nos conocen lo suficiente o han
vivido lo que nosotros para poder decir que es lo que en verdad necesitamos?
Entonces ¿Quiénes son, y para quienes gobiernan? Y más importante aún, ¿vivimos
en una democracia que le sirve al pueblo?
Quienes tienen edad para recordarlo, tendrán
más presente como en los países de Latinoamérica a partir de los años cincuenta
y gracias a muchas luchas que costaron vidas y la suma de esfuerzos, los
gobiernos militares conocidos como dictaduras, fueron siendo sustituidos por
democracias jóvenes, las cuales costaron mucho trabajo de echar a andar, y que
actualmente permitieron que muchos de ellos crecieran económicamente.
En México fue de alguna manera distinto ya que
un gobierno militar no hemos tenido desde la revolución, en vez de eso, y
justamente para que no volviera a ocurrir una guerra con esa intensidad,
quienes aspiraban a gobernar al país montaron un teatro en donde se amenazaban,
golpeaban y competían entre ellos antes de convertirse en candidatos, ya que
una vez elegido quien sería el candidato, era seguro que ganara, mientras ellos
tenían su pacto de no guerra, simulaban que vivíamos en una democracia, pero si
el ganador estaba ya asegurado, es evidente que de democrático nada más tenía
el nombre. Ese fue el gobierno del PRI, el cual robó, fue corrupto, fue
antidemocrático, fue asesino, fue aliado del narcotráfico, de los banqueros, de
los extranjeros, de todos menos del pueblo mexicano. Entonces, devaluados, con
hambre, sin trabajo, con miedo y enojados, se pensó en una posible solución,
una alternativa distinta.
Vinieron entonces doce años de gobiernos
panistas, se pensaba que haciendo un cambio en los colores de quienes nos
gobernaban, nos iría mejor, pero ¿Que costo tuvo ese gobierno? Miles de
muertos, un país en donde ya no se puede caminar con seguridad, un país
empobrecido aún más, un país con sus recursos vendidos barato a otros países y
empresas extranjeras, un país en donde dos veces se ha visto ya que las
elecciones son un verdadero fraude, en donde se han comprado votos, se ha
lavado dinero y se le ha negado a la población el derecho a unas elecciones
verdaderamente democráticas. Pero no sólo es problema electoral, lo que
supuestamente iba a dar paso a una democracia verdadera, fracasó al negarse a
escuchar a sus gobernados, en cambio si se dedicó a ponerlos en riesgo de
muerte por violencia y por hambre.
La pregunta entonces es en verdad si los
problemas que tiene México, dependen del color y rostro que gane la elección, o
si no más bien, ¿Es la idea de que la soberanía del pueblo puede reducirse a
una sola persona, de que la democracia puede ser representativa, de que el
gobierno puede estar en manos de unos cuantos la que tiene que cambiar? ¿Existe
alguna garantía de que un candidato u otro partido cambien ésta situación, o
siguen siendo bonitas promesas de campaña? ¿Es posible creer que quienes tienen
el poder están dispuestos a compartirlo? Y finalmente, ¿la solución depende de
quienes nos gobiernen o de quienes permitimos que así sea?
Lo vivido en México es producto de la
imposición de una única idea posible de lo que es la democracia, la democracia
representativa, aquella en la que supuestamente para la toma de decisiones
designamos con nuestra voluntad a quienes queremos que tomen las decisiones por
nosotros, lamentablemente no podemos elegir verdaderamente a esos candidatos ya
que únicamente nos los presentan cuando están en campaña, tampoco son quienes
mejor saben acerca de los problemas que día a día vivimos ya que en su mayoría
tienen tiempo ya de vivir acomodados y felices siendo políticos, tampoco
podemos hacer algo como ciudadanos, ya que para ello nos mandan con los
representantes y ya sabemos como nos va con ellos, tampoco podemos decir que
defiendan nuestros intereses, ya que se preocupan por seguir sus propias
ambiciones de poder y dinero. Pero la democracia representativa no es la única
posible, han existido muchas otras, como por ejemplo la democracia directa.
La democracia directa cumple mejor la idea de
un gobierno del pueblo para el pueblo, su organización no depende de representantes,
sino de un gobierno de asamblea, un gobierno en donde los cargos públicos
puedan ser quitados y en donde exista una consulta a sus miembros sobre lo que
se va a hacer. Ésta forma de gobernar no es nueva en el mundo, es practicada ya
por viejas culturas, México tiene ejemplos de ello. Su gobierno se caracteriza
por dar prioridad a los deberes hacia la comunidad ya que todos participan en
el servicio a la comunidad para obtener derechos dentro de ella. El servicio
obliga a todos a participar en el bien común, y al participar se genera
solidaridad entre sus miembros, el que todos participan evita que se forme un
solo grupo dirigente, las decisiones tienen la cualidad de ser discutidas por
todos, de ésta manera se acerca al consenso. Todas éstas características tienen
el fin de evitar la exclusión de la mayor parte de los miembros de la sociedad.
Si bien ésta alternativa funciona bien en
grupos reducidos de personas, en comunidades pequeñas en donde las personas
tienen comunicación unas con otras para resolver asuntos sencillos, en nuestra
sociedad compleja, para hacerla funcionar hay que adaptarla a la democracia que
tenemos, es decir que como tal, la democracia directa absoluta no es del todo
posible, pero si se pueden crear mecanismos para acercarnos a ella y evitar los
vicios de la que tenemos. Tiene que ser una democracia comunitaria en donde
prevalezca el bien común por sobre el personal, el poder político tiene que
circular de la cabeza a la base de la sociedad, tiene que acercarse al pueblo
real. Debe haber una mayor apertura para presentar candidatos, no únicamente
desde los partidos y el gobierno debe promover el bien común, vinculando y
mediando entre los grupos sociales para su cooperación.
Finalmente es una democracia que requiere de
un compromiso más fuerte por parte de la gente ya que permite más
participación, pero necesita que todos lo hagamos, que seamos capaces de ver
nuestras necesidades como algo compartido, no como algo personal, de éste modo,
las soluciones dejan de ser individuales y adquieren mayor fuerza al involucrar
la lucha de todos. Entonces ¿Qué gobierno queremos y que es lo que haremos para
obtenerlo?
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